El niño reacciona a menudo mejor que el adulto desde el punto de vista sensorial y frecuentemente nos asombra aportándonos elementos nuevos, de gran valor para el estudio psicológico del desarrollo auditivo. A través de varios estudios se ha demostrado que la edad por excelencia para desarrollar la sensorialidad es de 0 a 6 años, es decir, la etapa de infantil.
Por lo tanto, biológicamente algunos factores que influyen a la hora de enseñar una educación musical son: las interacciones entre ambos hemisferios del cerebro; puesto que gracias a esto podemos interpretar la música.
Lo cual conlleva un limitante en las personas que no tengan desarrolladas las capacidades de uno de los dos hemisferios por causa mayor como enfermedad, deterioro neurológico, traumatismo cerebral, etc. Es decir, para enseñar música hay que tener en cuenta que se necesita tanto de las habilidades del hemisferio derecho como del hemisferio izquierdo para hallar el equilibrio de nuestros dotes y de esta forma, facilitar el aprendizaje de la educación musical.
Por ejemplo, para aprender a dibujar no sólo se pueden memorizar los colores y sus diferentes composiciones, también hay que saber qué emoción se quiere transmitir y lo que se quiere dibujar, con la música ocurre lo mismo.
Los factores psicológicos son aquellos que intervienen totalmente en el comportamiento, el humor y las emociones que al desarrollarlas, consiguen que alcancemos tanto un estado de bienestar como de felicidad. El desconocimiento de los mecanismos que intervienen en el aprendizaje de la música, podría provocar que quede relegada a un simple adiestramiento, como ha ocurrido durante mucho tiempo. La música tiene una función auditiva, emocional, afectiva e intelectual, por lo que afecta completamente a nuestro mundo interior, la capacidad creativa y artística.
Las emociones repercuten en nuestras acciones, por lo que afecta no sólo a nivel emocional, sino también psicofisiológico, así que hay que tener constancia de que los factores psicológicos son esenciales para ajustar la enseñanza musical y que de esta forma, mejoremos el pensamiento positivo, el fomento de la inteligencia emocional y aprender a gestionar nuestras emociones.
Por último, el ritmo, el baile, la voz, el tono, el volumen, el canto son algunas partes de la música que sirven como medio de expresión, corporal o gestual, y sobre todo para transmitir esa energía especial que nos caracteriza a cada persona.
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