Se entiende por aptitudes musicales como la manera de reaccionar de cada sujeto ante la música. Por eso, cuanto más rica sea la sensibilidad de la persona a la música, mayor será la respuesta ante ésta.
Carl Emil Seashore era un psicólogo
que en 1919 creó el primer test de aptitudes musicales denominado "Medidas
de las Aptitudes Musicales" para estudiar y evaluar la discriminación
auditiva de cada sujeto. También se puede utilizar en otros campos independiente
del musical.
Este test evalúa las siguientes
capacidades sensoriales:
•Tono: determina si el segundo
de dos tonos difiere del primero por ser más grave o más agudo que el primero.
•Volumen: determina si es más
fuerte o débil el segundo que el primero de los dos tonos propuestos.
•Tiempo o duración: determina si
es más largo o más corto el segundo sonido que el primero de los dos
propuestos.
•Timbre: se trata de discriminar
si es igual o diferente en instrumento o en armónicos el segundo de los
sonidos.
•Ritmo: determina la
diferenciación por parte del sujeto de la estructura formal de una sucesión
temporal y ordenada de sonidos.
•Memoria tonal: permite
considerar si un elemento -una célula melódica- puede ser idéntico a un modelo
previo, una variación reconocible de aquél o un elemento nuevo.
Seashore trataba de comparar unos
200 pares de tonos para conocer las aptitudes musicales de los sujetos
estudiados. Más tarde su batería de tests sería usada extensamente en las
escuelas, institutos y centros de estudios musicales con sujetos de 9 años en
adelante.
Estos estudios son de los más complejos y también completos sobre el talento musical. En él aparecen como componentes: la sensibilidad musical, la acción musical, la memoria, el intelecto y el sentimiento musical.
Como curiosidad, ¿sabíais que Mozart con sólo 14 años fue a un concierto único a la Capilla Sixtina del Vaticano, en la que escuchó a 16 voces polifónicas en una obra y cuya partitura jamás enseñaron, y cuando llegó a su casa reescribió la obra tan sólo usando su memoria? Parece increíble, pero hay personas propensas a tener más aptitudes musicales que otras y eso podemos observarlo tanto en la herencia genética como en el aprendizaje y el esfuerzo continuo. También otros factores que influyen en dichas aptitudes dependen de la sensibilidad del niño compenetrando todos sus sentidos (oído, vista, tacto y movimiento), la inteligencia por el desarrollo de la memoria, la psicomotricidad por el controlo de los movimientos y la fantasía referido a la imaginación y la creatividad que facilita la improvisación musical.
Aquí os dejamos un ejemplo de un examen de medidas de las aptitudes musicales de la Universidad de los Andes (Colombia):
Seashore, C. E., Lewis, D., & Saetveit, J. G. (1956). Seashore measures of musical talents.
Ildefonso Sánchez Alba y Claudia Vizcaya León.
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